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Pretendo utilizar este espacio para expresar mis ideas sobre distintos temas que vayan surgiendo.
Quiero aclarar que no participo en ningún grupo, no milito en ningún partido político, ni represento a nadie.
Es decir, mis expresiones son exclusivamente de mi responsabilidad.
También quiero aclarar que no soy psicóloga, ni socióloga, ni tengo ningún título habilitante; es decir, mis expresiones no tendrán fundamento científico. Sólo serán representativas de mi manera de pensar y estarán basadas en mi experiencia y mi sentido común (o no común).
Espero no ofender a nadie, sólo intento contar mi modo de ver las cosas.
Me gustaría establecer algún diálogo con quienes estén interesados en el intercambio de ideas.
Hoy voy a dejar algunos comentarios sobre la reciente sanción de la ley de matrimonio igualitario.
A pesar de que el tema ya debería haber sido asumido, aún hay sectores que continúan con actitudes poco democráticas y no lo aceptan.
Recientemente se llevó a cabo el primer matrimonio entre dos mujeres lesbianas en la Pcia. de Santa Fe y hubo manifestaciones en contra en el Registro Civil.
Esta falta de aceptación por la elección del otro me recuerda a las manifestaciones que se producían cuando se sancionó la ley de divorcio. Los que estaban en contra decían que habría un aluvión de divorcios, que se destruiría la familia, que la gente no tomaría seriamente el casamiento, porque total se podría divorciar sin problemas…
La principal oposición venía de la Iglesia, cuando en realidad no se estaba teniendo en cuenta que esta Institución tiene más causales de anulación del matrimonio de aquellas que permiten el divorcio.
La realidad fue muy distinta. Se concretaron muchos divorcios, pero de personas que hace rato ya no vivían juntas. El objetivo era poder regularizar las uniones de hecho que, hasta ese momento, estaban fuera de la legalidad.
Es decir, no se produjo el caos tan temido. Todo lo contrario, una vez que se resolvieron estas situaciones, todo volvió a la “normalidad”.
Una de las principales oposiciones a la sanción del matrimonio igualitario era el miedo a que se avanzara sobre la adopción por parte de parejas gays.
Un pensamiento egoísta y sin sentido, que privilegia el status quo por sobre los intereses de los ñinos que necesitan contar con un hogar.
Si analizamos un poco algunos de los postulados, vemos que no se sostienen por ningún lado:
* Dicen que un niño criado por gays va a ser necesariamente gay. En realidad, la mayoría de los gays provienen de matrimonios heterosexuales; es decir la sexualidad no es hereditaria.
* Dicen que un niño criado por gays puede ser violado por sus padres adoptivos, ya que su inclinación sexual los impulsaría hacia esa aberración. Eso quiere decir que un niño o niña criado por padres adoptivos heterosexuales corre riesgo de ser violado por la madre o el padre, respectivamente, cuya inclinación sexual hace que le atraigan las personas del sexo opuesto. La verdad es que ese riesgo existe siempre, por eso los padres adoptivos son sometidos a exámenes exhaustivos. Incluso muchos de los abusos son cometidos por los padres biológicos, que engendran hijos con total libertad.
* Dicen que los gays ya pueden adoptar hijos en forma individual, que no es necesario que lo haga el matrimonio. No contemplan que si fallece el padre adoptivo, el niño queda huérfano nuevamente y quien queda vivo no puede continuar con la crianza.
Hace unos días se produjo el primer nacimiento dentro de un matrimonio de lesbianas, en el que una de ellas estaba embarazada y dio a luz. Es el primer caso de alguien que va a tener dos madres.
Seguramente, será criada con amor, tal como fue buscada. No se trata de un embarazo por descuido o por casualidad, como pasa muchas veces en parejas heterosexuales.
*
Siguiendo con el tema del matrimonio igualitario y algunos de los motivos de rechazo:
* Dicen que si no van a tener hijos, para qué quieren casarse?
Con ese criterio, tampoco deberían casarse las personas mayores, que tampoco van a tener hijos. O los que se saben estériles…
El único fin del matrimonio es tener hijos? O es compartir los días con la persona elegida?
Por otra parte, con la explosión demográfica actual… qué importancia tiene que alguien decida no tener hijos??? Incluso puede ser un acto de conciencia limitarse en ese sentido.
Una vez calmadas las aguas con el matrimonio igualitario, el debate que se viene es el de la despenalización del aborto. Lo primero que tenemos que tener en claro es que ninguna mujer se embaraza para abortar.
Lo segundo, es que abortar siempre es una decisión difícil de tomar. Todas las decisiones “por el sí” son más fáciles de tomar que aquellas que van “por el no”:
- Cuando nos casamos, iniciamos un camino con esperanzas, todos nos felicitan y nos desean buenos augurios, nos hacen regalos. Cuando decimos que vamos a separarnos -por más que el matrimonio fuera infeliz- siempre está la sensación de fracaso, lo contamos con dolor o con culpa.
- Cuando aceptamos un trabajo, lo hacemos con la expectativa de mejorar nuestra posición económica. Cuando lo dejamos -aunque sea por decisión propia- siempre está la duda… estaré eligiendo bien?
- Cuando decidimos tener un hijo, todos nos ven generosas, creando vida, se lo contamos a todos los que queremos, lucimos nuestra panza con orgullo. Si decidimos que no es el momento, que no lo deseamos, que no tenemos la pareja adecuada, que nuestra salud no lo permite -aunque fuera nuestro deseo tenerlo-, que no podríamos mantenerlo adecuadamente, generalmente no contamos que vamos a abortar, lo ocultamos a la mayoría -no sólo por un tema legal- también porque no nos sentimos orgullosas y la decisión fue tomada con dolor.
“La penalización del aborto es incompatible con la política de derechos humanos”, afirma Marianne Mollmann, una especialista de la organización internacional Human Rights Watch. Por insistencia de las organizaciones sociales, la Comisión de Legislación penal abrió el debate por la despenalización del aborto en el Congreso Nacional, aunque el tema no se resolvió. El diputado Juan Carlos Vega, titular de la Comisión, se comprometió a extender la discusión y terminarla el próximo período.
El aborto es la primer causa de muerte materna. Ninguna mujer se embaraza para abortar.
A pesar de esto, diversos espacios políticos, eclesiásticos y sociales plantean abiertamente su oposición a la despenalización del aborto, desconociendo las exhortaciones de organismos como el Consejo Superior de la UBA, Amnistía Internacional, la ONU y la OMS, entre otros, para que los gobiernos trabajen en pos de despenalizar el aborto para terminar con las muertes maternas evitables.
En el Congreso Nacional, desde el retorno de la democracia, se presentaron cerca de 50 proyectyos de ley para despenazlizar el aborto que ni siquiera fueron tratados en comisión.
Mientras tanto, el Ministerio de Salud de la Nación sólo brinda información sobre los abortos no punibles.